Segunda entrega donde analizamos el por qué las comunidades cristianas continúan en conflicto con las expresiones musicales contemporáneas como medio de expresar la fe en Cristo.
Si, es cierto, este artículo llega ya muy tarde de la primera parte, en mi defensa debo decir que había muchas notas pendientes acerca de algunos conciertos relativamente recientes, además de otras reseñas que valía la pena no dejar pasar por alto, pero por supuesto aquí estamos nuevamente.
Como mencionaba en la anterior entrega, parece mentira y a pesar de que ya había realizado otros escritos sobre este tema, como aun a pesar de los años todavía el rock y sus subgéneros son tema de controversia sobre si son adecuados para expresar la fe cristiana, ya sea como medio de evangelización, alabanzas en tiempos de congregación o simplemente querer cantar acerca de la obra de Cristo en la vida de un cristiano nacido de nuevo.
Y es que el tema se alarga tanto que tal vez no termine nunca.
Han sido muchos los años donde personalmente he visto y escuchado toda clase de rechazo en muchas ocasiones de cristianos sinceros en su fe y con un deseo de llevar un estilo de vida que agrade al Señor, pero también de fundamentalistas que han llevado su cacería de brujas por un género musical que no entienden a unos niveles de fanatismo que se podría armar un comic book de lo más bizarro.
Recuerdo hace muchos años donde con algunos chicos de la iglesia organizamos en mi cuidad y con el apoyo de la iglesia local, un festival bajo el nombre de Verano Góspel, donde reunimos en un solo espacio bandas de géneros tan variados como el heavy progresivo, el latín rock, ska y rapcore.
Dicho evento tenía la particularidad de que las personas nuevas (entiéndase que no conocieran evangelio) fueran abarcadas con el mensaje a mitad del evento, no obstante, se respetaría el hecho que, si alguien invitó a esta persona al concierto este mismo se encargaría del posterior seguimiento de discipulado en la congregación en particular a la que asistiera.
El resultado fue positivo, lo interesante era que, en medio de todo, muchos afirmaron “ver” manifestaciones de “tercer tipo” durante las presentaciones y una líder de jóvenes decidió no volver a apoyar el evento debido a que durante una presentación de una de las agrupaciones se formó lo que llamamos una especie de pogo (Al nivel más extrañamente cristiano del caso).
La parte interesante es como esta líder juvenil se le olvidó omitir el detalle que los chicos que armaron el pogo fueron precisamente los que estaban bajo su liderazgo.
Otros casos igual de entretenidos como un rockero que siempre enfatizaba que sus conciertos tuvieran las letras en el retrovisor y que siempre temía que en sus presentaciones se formaran pogos, ya que la idea era hacer todo en orden y en la mayor espiritualidad que conlleva un concierto de «rock cristiano».
Lo que nunca me expliqué es como al bajar del escenario trataba mal a las personas, se jactaba de su talento y proseguía a «seguir la fiesta» en un bar.
Como nos podemos dar cuenta, los niveles de moralidad sobre el tema musical a veces tienen un color difuso.
Ahora en este punto estamos hablando de lo ya complicado que resulta para muchos músicos cristianos que desarrollan géneros como el rock, hip hop o electrónica, el terminar de ser comprendidos por ciertos circuitos evangélicos.
La cuestión es como analizamos en el artículo «Racismo en los Tiempos del Góspel», estos géneros mayormente tienen sus raíces en la música negra de la primera parte del siglo 20, las cuales venían en un entorno social norteamericano que se hacía llamar de convicciones religiosas tradicionales, pero que discriminaban al afrodescendiente al punto de denominar diabólico sus expresiones musicales que venían del áfrica y que se dividieron entre el blues, el jazz y el góspel.
Pero ¿Qué pasa ahora con la cuestión lírica de las canciones?
Pensemos ahora lo que pasa cuando algunos músicos deciden no solo hablar exclusivamente de su fe, sino que extienden de una manera mucho más amplia sus composiciones.
Pues bien, aquí vamos de nuevo…
Cuando Llega el Triste Caos
En cierta ocasión un amigo me compartía sobre un “problema”, si es que realmente debería serlo, debido a que en una congregación de mi ciudad había un debate, debido a que se había encontrado con un conocido quien afirmaba de forma algo extrañamente triste, que se encontraba aburrido en la congregación a la que asistía ya que se quería incluir en el repertorio de la alabanza, lo que se denominaba como “música almática”.
“¿Música almática? ¿Qué rayos es eso?”
Fue lo primero que cuestioné, acto de seguido de afirmar:
“Como sufren por tonterías”
Pues bien, al parecer se trata de un intento “mundano” de adulterar las alabanzas a Dios con letras que apelan algo más que ajeno al espíritu, pero para no ir más lejos dejemos que en esta ocasión sean los mismos músicos quienes nos ayuden a desenredar el nudo.
Los Artistas Alzan su Voz
En cierta ocasión tuve la oportunidad de entrevistar a David Sepúlveda, fundador de La Galaxia, una de las bandas pioneras del rock cristiano en Colombia.
Su posición frente a lo que denominamos música espiritual es algo compleja al afirmar enfáticamente que le parece incorrecto que muchos músicos puedan simplemente tomar una canción, le colocan la letra de un salmo e inmediatamente el tema pasa a ser espiritual, muchas veces no permitiendo que la inspiración para componer a Dios fluya más libremente.
Ahora como bien decía, si nos adentramos a cuestiones más complejas dentro del arte realizado por creyentes todo se torna en tonalidades más grises.
Es entonces donde consulté en músicos de bandas de heavy metal como Logos de Argentina, que nació tiempo después de la desaparición de V8, agrupación pionera del género en su país, quienes en su última etapa habían abrazado la fe cristiana.
Pero no era, sin embargo, una banda común de rock cristiano que sencillamente no cabía en la etiqueta como tal, ya que las letras espirituales eran fusionadas con un profundo compromiso social, algo que siempre estuvo presente en los músicos debido a haber sido protagonistas de los difíciles momentos políticos que vivieron desde los años setentas.
En este frente, Adrian Cenci, baterista de los primeros años de Logos tiene un punto muy claro:
“Jesús no sólo vino a este mundo a traer las buenas noticias de la salvación, sino también a corregir a los políticos, a los sacerdotes, a los escribas, etc.»
«Entonces, como seguidores de Cristo, se debe ser luz dentro y fuera del cuerpo, en la congregación y fuera de ella. Y siendo músico que toca para la gente que no conoce a Jesús, de alguna manera tenemos la obligación de presentarles a Jesús. No como un evangelista, sino como un artista que expresa un arte, ese arte tendría que estar impregnado de nuestras experiencias en Cristo.»
«Otra cosa es el músico que ministra en un ministerio y en donde debe llevar a la congregación a adorar a Dios directamente. Nuestra vida es una sola dentro y fuera de la congregación, pero si vivimos de la música que hacemos fuera de la Iglesia entonces es un negocio con el cual podemos subsistir. Podemos hablar de muchas cosas, pero todas ellas deben ser para ayudar y edificar las vidas de aquellos que no conocen a Jesús.»
«Podemos ser poéticos y metafóricos en las letras, pero la gente debe percibir algo distinto que sale de nuestro corazón”.
William Divali bajista de la agrupación colombiana de pop rock Oveja Cósmica nos brinda una muy sencilla y válida opinión al respecto:
“Obviamente cuando se habla de emociones se habla de espiritualidad, porque somos seres espirituales desde nuestro interior, por ello siempre vamos a plasmar lo que sentimos y lo que sentimos como hijos de Dios primeramente es el amor a Dios, pero también dentro de nuestra vida cotidiana también tenemos emociones como el amor a la familia, a nuestra pareja, entonces creo que cuando hablamos de espiritualidad no solo es nuestra relación con Dios sino en nuestra vida cotidiana”.
Ramón Cañizales de la agrupación latina radicada en Houston, Zona 7, nos amplía el panorama de la siguiente manera:
“La música en sí es almática, me refiero a toda la música, cualquiera sea su categoría. Ahora anda esa moda de los predicadores que la música cristiana se ha vuelto almática, lo cual es cierto, pero no significa que es malo, lo que sucede es que los himnos que se cantaban en las iglesias contenían muchos principios bíblicos y letras con teología bíblica con la razón de que la gente aprendiera palabra cantando”.
“Pero después de tanto rollo la realidad es que solo existe música buena o mala, incluyendo la categoría góspel o cristiana; también allí existe mala música”.
Miriam Sosa, cantante de los argentinos Primitiva, tiene una posición al respecto frente a esta compleja discusión:
“Yo creo que la verdad, se ponen algo sectarios, que las personas que no conocen de Dios pueden temer acercarse a ello, la adoración no es solo cantar, si no la entrega de nuestras vidas a Cristo diariamente, no estoy de acuerdo en llamar adoradores solamente a quienes cantan o tocan un instrumento, la adoración va más allá”.
“Entonces se nos tildan de emocionalistas. Dios nos creó con emociones y estas deben estar equilibradas con Cristo. El Salmo 118: 17 dice: “No moriré, sino que viviré, y contaré las obras del Señor” y una manera de ello es cantando, esto incluye la alegría de encontrar el amor en una pareja, amistades duraderas, disfrutar de unas vacaciones, tener hijos…todo ello son maravillas de Dios para contarlas, no veo ningún problema por ejemplo en contar que Dios me dio una hija a través de una canción, poder expresar tal maravilla”.
Tres Hache intérprete colombiano de hip hop reconoce que toda la música es emocional, sin embargo, es enfático en afirmar que todo debe tener un orden:
“Lo triste es que no sea racional… ¿Equilibrio? No gracias escribamos desde la emoción y digamos que es revelación del espíritu.”
Usiel Aldama es el cantante y guitarrista de la banda Ahora o Nunca (con músicos anteriormente en Stryke 3), quien reconoce el problema cuando queremos separar el arte entre “secular” o “cristiano”:
“Mi opinión es que para los «cristianoides» que etiquetan la música como cristiana o mundana, esto solo ha servido como psicología inversa: no hagas eso, esa música es del diablo. Y terminan consumiendo a Marilyn Manson. La música es como el dinero, no existe dinero mundano, ni dinero cristiano, el dinero es neutro y tu determinas que uso le darás y generalizado la música es para disfrutar ya sea metal, hip hop, jazz, mariachi, etc”.
“Pablo nos enseña a tener una mentalidad neutral cuando dice, todo nos es permitido, pero no todo conviene, teniendo como enfoque honrar a Dios, edificarse y no ser piedra de tropiezo”.
¿Cómo lograr entonces un equilibrio ante un debate que no pareciera terminar nunca?
Debemos ser conscientes que para muchas personas es discutible decir que los seres humanos somos tripartitos: cuerpo, alma y espíritu, pero partiendo de eso podemos analizar varios puntos.
Uno de los problemas que vemos desarrollarse en todo esto es el hecho que constantemente hablamos del alma como inferior al espíritu o como si se tratara de la parte más débil de la composición humana por la que fuimos creados.
Sin embargo, sabemos que como creyentes el espíritu nos conecta con la presencia de Dios y de alguna manera podemos así cooperar en las demás esferas, lo cual entonces no significa que el alma o lo que llamamos el centro de las emociones sea necesariamente una parte que nos traicione en nuestro caminar.
Los sentimientos juegan un papel importante en la composición del alma, los cuales no pueden ser satanizados ya que son parte fundamental de la forma cómo nos desarrollamos en nuestras relaciones con los demás seres humanos.
Regresando al asunto concerniente a la música, entendemos que existe cierto estilo exclusivo para la alabanza y la adoración, algo de lo cual incluso la palabra de Dios nos da muchas bases, sin embargo no existe nada de malo en poder disfrutar de canciones que nos traigan recuerdos gratos, letras que transmitan lindos sentimientos hacia personas que amamos, gratitud por las bendiciones que recibimos, la forma en la que Dios nos ayuda en medio de una relación rota y por supuesto, cabe decirlo, el tener como creyentes un criterio por las injusticias de la sociedad en que vivimos y el entorno en que nos movemos.
El asunto puede incluso ser más complejo de digerir, si agregamos que mucho de esto lo podemos recibir de canciones o artistas ajenos a nuestras creencias.
Lo cierto es que es o no correcto denominar el trabajo de algunos artistas cristianos como música “almática”, esto no necesariamente radica hacia un punto negativo y ya que nuestra vida se compone de diversos momentos de alegría o tristeza, es exactamente el arte la mejor forma de expresar nuestra necesidad o gratitud ante un Dios que tiene cuidado de nosotros, nos consuela y nos brinda la vida para vivirla en sus diversas facetas.
Jorge Mario Marín Cadavid, más conocido en las redes sociales como George Rock, Autor y redactor para Puerto Rock Cristiano y Co-Conductor del programa Vida y Rock.