Comenzar el año con la noticia de un deceso no suele ser lo más agradable, lo cierto es que mientras muchos iniciamos un nuevo ciclo con la esperanza de seguir creciendo en muchas áreas personales, de repente llega la hora de ver partir a quienes el Señor llama a su presencia, vemos culminar la vida de quienes en algún momento nos dejaron un legado significativo.
Arthur Blessitt partió de este mundo el pasado 14 de enero de 2025 en la avanzada edad de 84 años, después de dedicar la mayor parte de su existencia a la labor evangelística de una manera muy particular.
En 1968 el gran sueño de los Hippies comenzaba a deformarse, algunos jóvenes simplemente desistían en la idea de un mundo mejor mientras que otros sucumbían ante el exceso de drogas, no obstante, el Jesus Movement seguía siendo la gran novedad, muchos jóvenes encontraron que podían seguir usando sus largas cabelleras, sus largos collares y sus cómodas sandalias en comunidades como La Viña donde se predicaba el amor de Dios con un lenguaje adaptado a los nuevos tiempos, así como un fuerte énfasis en las profecías apocalípticas. Ya no se trababa de andar “colgado” sino de ser adicto a Jesús.
Bandas de folk, psicodelia y pop ya no hacían simplemente rock, ahora interpretaban el rock de Jesús, posteriormente conocido como rock cristiano y un predicador callejero como Arthur Blessitt no dejaría pasar la oportunidad de dar a conocer las buenas nuevas.
Radicado con su esposa y sus hijos en el mítico Sunset Strip (actualmente una parte de esa área quedó sumido a las cenizas por los recientes incendios de Los Ángeles), comienza a desarrollar un explosivo evangelismo a los jóvenes que todo el tiempo transitaban por el lugar.
Una de las primeras lecciones que Arthur aprendería es que la cultura suele ser compleja, su imagen de predicador tradicional hizo en un principio ahuyentar a los chicos con los que pretendía simpatizar, pensando que se trataba de un agente de anti narcóticos salían despavoridos al verle, esto le lleva a entonces a usar un estilo menos convencional y dejarse crecer un poco el cabello.

Poco a poco este moderno predicador callejero logra establecer su comunidad llamada His Place, ubicada al lado de un local de Striptease. “Este Lugar” se convierte entonces en uno de los nuevos lugares de peregrinación para unos inquietos Hippies que ahora encontraban la respuesta en Jesús.
Es curioso que, aunque muchos sectores religiosos no veían con buenos ojos estos nuevos movimientos es precisamente aquí donde se definiría la manera de hacer música de alabanza en los próximos años con su respectivo lenguaje e incluso nace a través de Blessitt la famosa calcomanía de cara sonriente de Jesús Te Ama.
Establecería además su grupo musical llamado Eternal Rush cuya portada de su primer disco Soul Session at ‘His Place’ llevaría como era de esperarse algo de controversia con un collage de dibujos que van desde un motociclista, una cruz atravesando el popular símbolo de amor y paz, hasta una jeringa con algunas pastillas.

Por supuesto estos primeros intentos de evangelismo llegarían con anécdotas por demás tragicómicas, como la ocasión en que alguien pondría alucinógenos en los refrescos que solían repartir en sus reuniones lo que culminó en palabras de Arthur como “Un viaje inesperado”.
Los vecinos que veían amenazados sus mundanos negocios no dudaron en buscar la forma de perseguirles, tanto que al verse obligados a abandonar el local nadie deseaba alquilarles uno nuevo, en respuesta a ello Blessitt decide atarse a una cruz en la acera y emprender un ayuno de 28 días, todo esto obviamente provocando la atención de la tv y los periódicos, un empresario termina por alquilarles un nuevo sitio en el Sunset Boulevard.
A pesar de ello y a diferencia de otros de sus contemporáneos las inquietudes de Arthur Blessitt no se quedan en este movimiento contracultural y es por ello que en la navidad del 69 y usando como símbolo aquella cruz que el mismo fabricó, empieza su misión de recorrer el mundo predicando y llevando a cuestas el más representativo objeto de la fe cristiana.
Lo que comenzó como una “pequeña” caminata entre Los Ángeles a Washington, poco a poco lo guiaría a lugares más complicados, durante la guerra fría llegó a recorrer incansable Polonia, Hungría y Yugoeslavia. Fue detenido en España bajo el régimen de Franco, soportó el frio de la Antártida, el sofocante sol del oriente medio y hasta tomó sopa de rata en las selvas sudamericanas, en Irlanda del Norte fue interrogado por las autoridades quienes sospechaban que llevaba una bomba resguardada en su gigantesca cruz.

Como era de esperarse fue agredido físicamente, atrapado en zonas de guerra y se enfrentó a un pelotón de fusilamiento en Nicaragua, esto último afirmó que logró salvarse gracias a que simplemente les mostró la Biblia que llevaba en ese momento, se dice que fueron aproximadamente 24 ocasiones en que llegó a ser arrestado (más de lo que muchos rockstars posiblemente).
Es posible que sin buscarlo termina de igual manera llevando su imagen a los Guinness Records de la caminata más larga del mundo, su curiosa labor culminaría en 2008 en Zanzibar, aunque este no sería el final de sus viajes ya que continuaría esporádicamente realizando algunas travesías.
Afirmaba posteriormente con más de sesenta años que sus problemas de salud no eran realmente alarmantes en comparación con todas las aventuras que vivió en sus travesías misioneras.
La historia de Arthur Blessitt me genera una gran simpatía, fue un predicador algo estrafalario, pero no como muchos de sus contemporáneos del Jesus Movement como Lonnie Frisbee de quien ya documenté en artículos anteriores y cuya vida deja más interrogantes que respuestas, ya que en este caso se trata de un Jesus Freak cuya misión era la de simplemente dar a conocer a Cristo.
Su “locura” no fue como la de muchos desagradables predicadores de la mal llamada “Teología de la prosperidad”, es mejor explicado como la de un hombre cuyo deseo de llevar a Jesús a otros lo sacó de su zona de confort hacia un propósito mayor.
Su ya inmortalizada imagen en cualquier lugar del mundo llevando una cruz acompañada de un soporte de ruedas me lleva a reflexionar de manera más interna la gran responsabilidad que conlleva el tomar la decisión de abrazar la vida que Jesús nos ofrece.
Sin ningún tipo de anestesia Jesús nos invita en Mateo 16 al más grande desafío “Tomen su cruz y síganme” tal vez no de la manera simbólica de Arthur Blessitt pero si a retarnos a dejar nuestra antigua manera de vivir y seguir la comisión de llamar a otros a la cena del Cordero.
Esto implica por supuesto que en el camino rompemos con nuestra comodidad y muchas veces seremos burlados o hasta perseguidos por nuestra fe, pero es ahí donde recordamos que un mayor galardón nos espera más allá del sol, nuestra recompensa no es el aplauso terrenal sino el descanso que hallaremos en la presencia del Mesías al que anunciamos.

Jorge Mario Marín Cadavid, más conocido en las redes sociales como George Rock, Autor y redactor para Puerto Rock Cristiano y Co-Conductor del programa Vida y Rock.