Klayton y el Problema del Músico Cristiano Incomprendido

Redes Sociales

¿Es la llamada música cristiana contemporánea una etiqueta comercial como muchas del medio artístico musical? ¿Tal vez en muchas ocasiones de aquellos que controlan al artista opacando su individualidad como artista para convertirlo en un producto pop?

El cada vez más numeroso grupo de artistas que deciden seguir con su fe intacta pero totalmente ajenos a estas tres palabras debería ponernos a pensar en esta posibilidad.

El talentoso multi instrumentalista radicado en Seattle Scott Albert mejor conocido como Klayton, es una muestra, por decirlo de alguna manera, de como para muchos músicos se hace necesario salir de todo vínculo con la música religiosa para poder sorprendernos con su enorme creatividad.

Comenzó su carrera musical con la banda de trash metal Immortal que sacó a la luz un solo álbum, pero posteriormente con la llegada de los nuevos sonidos en la década de los 90s se convierte en precursor del rock industrial dentro de la música cristiana con su banda Circle of Dust.

De esta formación también se desprenden músicos interesantes como “Klank” Diolosa y otros que posteriormente conforman otros proyectos alternativos como Stavesacre.

Poco a poco comienzan a abrirse paso dentro del medio cristiano, al tiempo que comienzan los problemas y criticas de aquellos que no pueden entender su música, posiblemente, desde la aparición de su segundo disco Brainchild, que exploraba líricamente senderos bastante oscuros y cercanos al llamado cyberpunk.

Su proyecto alterno llamado Argyle Park, terminó siendo la copa que rebozó el vaso al punto de decepcionarse por completo de la industria góspel.

Básicamente, para ambos proyectos las críticas se enfocan en que era muy difícil encontrar elementos religiosos típicos del CCM, y en el caso de Argyle Park, la complejidad de su propuesta se hacía más difícil de descifrar.

Como suele pasar en estos casos, la propuesta lírica de la banda fue malinterpretada, temas como el dolor, la amargura y las relaciones violentas eran los más recurrentes y un mensaje en cierta manera conceptual sobre lo que sucede cuando el ser humano es idealizado hasta que perdemos la fe en dichos modelos.

Lo realmente escalofriante en todo esto, fue los constantes mensajes enviados de parte de algunos oyentes decepcionados del poco mensaje evangelistero de las canciones, algunas llegando al límite del insulto, una moralidad realmente muy extraña. Los músicos se sienten cada vez más decepcionados de la industria cristiana.

Es aquí donde Klayton decide comenzar una carrera musical bajo sus propios términos, sin la presión de dar explicaciones y lejos de cualquier etiqueta.

Su primer trabajo posterior a todos estos acontecimientos, fue conformar el proyecto Angeldust al lado del ilusionista Criss Angel, algo que posiblemente le causó menos simpatía de parte del público evangélico que tal vez seguía a la expectativa de su música.

Sin embargo, es a partir de este periodo donde el músico se hace más conocido bajo el nombre de Celldweller.

Paisajes sonoros llenos de electrónica, rock y metal industrial, le abrieron paso a que sus canciones fueran conocidas en ámbitos como el de los videojuegos, las películas y los programas de televisión.

Su discografía bajo este nombre le ha permitido llegar hasta el 2017, aunque un año antes tras haber reclamado el derecho del nombre Circle of Dust, graba un álbum con canciones que se encontraban archivadas y remasteriza sus antiguos discos.

En el 2013, nuevamente bajo la idea de crear mundos musicales independientes y con la idea de explorar más su vena creativa, saca a la luz su proyecto llamado Scandroid, explorando nuevamente el concepto cyber punk y el sinth pop de los 80s. Posteriormente incluiría al músico varíen en su propuesta.

Este llamativo trabajo lleno de letras futuristas que incluso los músicos denominarían como Neo-Tokio, dio paso a todo un despliegue creativo y covers interesantes de artistas como Tears for Fears, Michael Jackson y The Force Theme de la saga de Stars Wars.

Algo que admiro profundamente de este músico aparte de sus producciones llenas de creatividad sonora, es su valentía de decidir explorar todas las posibilidades de crear arte que carece totalmente de etiquetas, música de la cual el oyente pueda explorar bajo su concepción personal y sin hacer proselitismo religioso.

Tal vez todos estos amargos momentos vividos en los 90s, puedan no repetirse en el futuro, si el cristianismo abrazara la posibilidad de admirar el arte de aquellos que siguen su misma fe pero desde un punto de vista diferente, comprendiendo que esto no requiere de justificación si no de imaginación en muchos casos.

Publicación original: ZonaJ

Comenta en Facebook

Post relacionado

Leave a Comment:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *