Debo reconocer que en la mayoría de ocasiones no soy muy bueno con las películas de corte dramático, las excepciones las suelo encontrar cuando estas abordan temas que realmente me generan interés.
Higher Ground del 2011 es una de esas excepciones, tanto la protagonista y directora Vera Farmiga como la autora Carolyn Briggs de cuyas memorias está basada la película, son dos personas que llevan en común el hecho que aunque fueron educadas en la fe la cual van perdiendo gradualmente, tanto la duda como la incredulidad las envolvieron hasta la actualidad.
Es por eso que a diferencia de películas como “Salvados” o documentales como “Jesus Camp”, no se trata en este caso de burla o críticas en contra del cristianismo, mejor se describe como un viaje personal que no deja de llevarnos a diversos análisis.
La historia nos remonta a finales de los sesentas y nos cuenta como el personaje de Corinne Walter se encuentra en medio de una gira con una banda de rock, de la cual su novio es parte de la agrupación, después de un accidente de carretera del cual la pareja salen bien librados, al ver esto como un milagro deciden entregar sus vidas a Jesús.
Como jóvenes de la época, entran en contacto con una de las florecientes comunidades del movimiento de Jesús, aquel interesante fenómeno social donde muchos hippies decepcionados de la utopía de paz y amor se refugian en el cristianismo como una respuesta a sus vidas.
Hasta aquí todo está bien, el gran problema comienza cuando de manera progresiva esta agradable comunidad adquiere tintes más fundamentalistas, lo cual se intensifica al llegar a la década de los ochentas.
Corinne comienza a sentirse incomoda con cuestiones como el vestuario que debe llevar, su interés por cierto tipo de literatura del cual su esposo no muestra interés y no encuentra con quien compartir, incluso su poca satisfacción en el área sexual, pero sobre todo por qué parece sentirse confundida frente a cuestiones relacionadas con la fe que otros parecen disfrutar.
Entre las cosas que me llaman la atención de esta historia es la manera en que se abordan temas tan polémicos dentro de la iglesia como el hablar en lenguas e incluso esa insana tendencia de muchos creyentes de culpar a satanás de sus propios errores, ya que como vemos en algún momento, Ethan el esposo de Corinne justifica un violento episodio en medio de su crisis matrimonial pidiendo a satanás que abandone su cuerpo.
Por supuesto que la historia nos muestra una evidente realidad de aquellos años, muchas de aquellas comunidades tuvieron una transición en la década de los ochentas donde el excesivo autoritarismo y el fundamentalismo religioso causó un dramático abandono de muchos asistentes, el romántico concepto de la música de Jesús pasa a llamarse “música cristiana contemporánea” y se convierte en un lucrativo negocio, si los hippies de los sesentas se encontraron defraudados del movimiento flower power, evidentemente algunos de ellos ahora vivirían una segunda decepción.
«La religión para mí, es casi lo que hay cuando Dios ya no está y la gente inventa una serie de reglas para cubrir ese vacío» afirma Bono el carismático vocalista de U2, la banda irlandesa ha sido conocida no solo por ser una de las más famosas del mundo, sino también por sus constantes declaraciones de fe.
Con excepción de su bajista Adam Clayton, el resto de los miembros restantes del grupo el baterista Larry Clayton, el guitarrista The Edge y Bono, comenzaron asistiendo a una congregación carismática de Dublín, llamada Shalom.
Al igual que la historia ya citada, esta comunidad empieza a tomar cada vez una postura más controladora y con fines de manipulación, ya habían logrado que el cantante Andy McCarroll desistiera de su apenas creciente carrera musical y ahora esperaban lo mismo de U2 mediante una supuesta profecía donde se pedía que se disolviera la banda.
Las tensiones no se hicieron esperar y el resultado ya es por todos conocidos, U2 se convierte en una de las agrupaciones cuyo éxito comercial no hace que escatimen cantar sobre su fe, pero al mismo tiempo es una fe lejos de cualquier denominación específica.
El problema en este caso no es el hecho que como creyentes es importante buscar consejo espiritual y tener a quien rendir cuentas, lo dramático son los extremos de autoritarismo donde un pastor o líder prácticamente es quien toma todo tipo de decisiones en la vida de un feligrés, incluyendo qué tipo de trabajo aceptar o cuánto tiempo debe pasar en las cuatro paredes de una iglesia descuidando sus metas o vida familiar.
Es aquí donde mi mente comienza a plantearse muchas cuestiones frente a modernos movimientos que llegan cada cierto tiempo, ya que aunque en un principio se espera mostrar a un Jesús más cercano y personal, alejado de todo vestigio de religiosidad, todo termina regresando a la misma fórmula que causa que muchos quieran alejarse y tomar un camino diferente sin que necesariamente implique perder la fe.
Actualmente es cada día más complicado definir las bandas cristianas con las que muchos crecimos bajo esa categoría.
Es significativo como agrupaciones como Five Iron Frenzy cuenten en la actualidad entre sus filas con integrantes que se declaran ateos después de un tiempo o en el caso de Jars of Clay, busquen apartar por decirlo de alguna manera, el evangelismo de sus conciertos para expresar su fe de una manera más personal.
Para algunos de estos casos el asunto se pone un poco más confuso, ya que en ocasiones el público cristiano con el que crecieron no sabe cómo reaccionar ante esto y los músicos tratan de encontrar un escenario donde su nuevo público no sabe si se encuentran delante de una banda de creencias religiosas o que solo buscan entretener con buena música.
Mike Herrera probablemente no podrá deshacerse de ser reconocido como icono del movimiento punk cristiano con su famosa banda MXPX, lo cierto es que actualmente su fe es cada vez más difusa.
Siendo el típico adolescente de creencias tradicionales religiosas quien debía asistir a reuniones de jóvenes, no fue sin embargo nunca un predicador en el escenario, esto hizo que de alguna manera su música llegara a un público más amplio, actualmente se define como un adulto lleno de cuestionamientos mientras su banda continua rodando por la carretera llevando sus explosivas presentaciones.
La banda 12 Stones aunque siempre se catalogó como cristiana en revistas o programas de t.v., realmente solo contaba con su cantante Paul McCoy como creyente, lo cual en alguna medida causó molestias en algunos de sus fanáticos religiosos quienes se sintieron decepcionados al asistir a algunas de sus presentaciones, esperando posiblemente una actitud más de iglesia que de un concierto de rock n roll. McCoy contaba en cierta ocasión como incluso un chico le reprochó que había hecho con sus manos la “señal del cornudo” para después afirmar que jamás volvería a asistir a una presentación de la banda.
Otras agrupaciones como Frodus y Chevelle, al día de hoy es realmente difícil decir si realmente fueron en alguna medida bandas que profesaran la fe evangélica.
Las dudas y luchas de fe de David Bazan ya se reflejaban desde que lideraba la banda de indie rock Pedro The Lion, sus letras fueron en ocasiones declaraciones muy oscuras que no encajaban con el deseo de muchos de encontrar en su música la típica alegría de muchas canciones cristianas.
Llegó un punto en que sus atormentadas canciones se tradujeran en un desligamiento total del cristianismo, no obstante es bastante extraño que nunca dejó de escribir sobre ello y más aún el hecho de que actualmente se labra una carrera en solitario donde aún frecuenta iglesias donde es invitado a cantar.
Más complejo pero no menos interesante es el caso de Pete Stewart vocalista de la banda pionera del grunge Grammatrain (en el circuito cristiano obviamente), el cual aunque ha sido conocido por sus colaboraciones con gente como Michael Tait, Toby Mac o Newsboys, siempre ha manifestado gran incomodidad con el cristianismo, especialmente con la propaganda de ultraderecha y es que como el mismo afirma “No podría sentirme cómodo en el mismo campo o mentalidad de cualquiera que piense que los homosexuales son responsables del 11 de septiembre”.
Esta incomodidad lo llevó a buscar mejores horizontes lejos de explicaciones a través de la banda The Accident Experiment con él por aquel entonces resentido ex guitarrista de P.O.D. Marcos Curiel, quien había salido en malos términos con sus ex compañeros de banda e incluso les había dedicado la despectiva canción Million Dollar Hell, años después se reconciliaría y regresaría con la banda.
Finalmente, todo esto se vuelve más complejo cuando muchas entusiastas bandas que proclamaban alegremente el evangelio en sus canciones caen en crisis todavía más difíciles de manejar.
Algunos casos llegan a ser realmente descorazonadores, cuando en algunos momentos de la historia se crean movimientos juveniles que utilizaron la música como plataforma de evangelización, buscando alcanzar a los perdidos pero que las malas motivaciones o el oscuro corazón de sus líderes termina por oscurecer el panorama.
A principios del 2000 se levantó un movimiento en Seattle que buscaba romper los moldes tradicionales utilizando el rock y realizando eventos con bandas cristianas como seculares por igual bajo el nombre de Paradox.
Las por aquel entonces tendencias musicales de vanguardia tendría su lugar en los jóvenes cristianos sedientos de alternativas más sanas a lo que sonaban en la radio, así como sentirse libres con expresiones como tatuajes y piercings.
Todo esto liderado por el pastor Mark Driscoll y su comunidad Mars Hill, quien se auto promocionaba como un liberal líder cristiano con quien la juventud se pudiera sentir cómoda, pero que con el paso del tiempo mostró una posición más cercana a un fundamentalismo religioso excesivo.
Sus mensajes de total sumisión de las esposas hacia sus conyugues se llevaron a extremos, molestos comentarios homofóbicos se hicieron frecuentes y como lamentablemente suele pasar en estos casos el mal manejo del dinero, mancharon totalmente la supuestas buenas intenciones de este hombre o tal vez sacaron a la luz su verdadero rostro.
Todo terminó en un imperio económico de Mark desmoronándose paulatinamente, pero también de muchos feligreses decepcionados y dolidos hasta el día de hoy, además de músicos y bandas que se levantaron en aquel entonces con un rumbo incierto en aquellos días.
Tristemente cuando los cuestionamientos llegan a la vida de estos artistas, la mayoría se encuentran solos con personas que en vez de convertirse en verdaderos mentores se trasforman en jueces que les prohíben pensar diferente, peor aun cuando en ocasiones sus dudas más que ser cuestiones de fe se tratan de cómo les fue enseñado el cristianismo como si se tratara de una religión más.
Dentro de muchos casos se encontraba Jeff Suffering de 90 Pound Wuss, Dustin Kensrue de Thrice o Jordan Butcher actualmente con la banda Copeland a quien le costó mucho volver a abrirse paso en el mundo de la música debido a los escándalos en su antigua iglesia, lo que tal vez explicaría que al ser una banda de creyentes, su visión como grupo era estar más cerca de la corriente principal de la música que del circuito del góspel.
Algunos casos como el del músico indie Bryan John Appleby se tradujo en canciones conceptuales sobre la duda y la evidente pérdida de la fe, pero otros cuadros más esperanzadores nos llevan a historias como la cantante Jessica Dobson y su esposo el también músico Peter Mansen.
La pareja fueron muy activos en Mars Hill, hasta que los escándalos del pastor Mark fueron desmoronando el movimiento, ellos decidieron marcharse un poco antes de la inminente caída, sin embargo, esto no dañó su fe sino que les dio una nueva perspectiva en su música.
Actualmente la carrera en solitario de Jessica va de la mano como líder de la agrupación Deep Sea Diver, en ambos proyectos sus letras de una manera algo sutil, muestran que su fe no se ha desvanecido y son pieza importante en una gran parte de sus composiciones, a pesar de que en el caso de la banda Deep Sea Diver no se trata de una banda cristiana.
Una historia como la de Mars Hill no es además un caso aislado, son muchas las historias de comunidades que comenzaron con las mejores intenciones de entrar al terreno underground para presentar a Cristo, pero los escándalos de todo tipo se fueron presentando progresivamente dando paso a grandes decepciones en las personas involucradas.
Personalmente he contemplado muchos de esos movimientos de cerca en América Latina. Incluso en mi país Colombia y he visto repetirse exactamente el mismo patrón que les ha llevado irremediablemente a caídas de las que no se han podido levantar.
Uno de los problemas que encuentro en este tipo de movimientos, no es en realidad la música, sino más bien el excesivo énfasis en el espectáculo, los conciertos y el afán con identificarse con algunas tribus urbanas, todo esto dejando de lado la importancia de una buena teología y el no olvidar el estudio de la Palabra de Dios como norma de vida.
El mismo Jesús enfatizó esto en el libro de Juan 5:39 al afirmar: “Ustedes estudian con cuidado las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. Y son ellas las que hablan de mi”.
Por supuesto que el poner absoluta confianza en una figura pastoral o de liderazgo pasa su factura tarde que temprano, La Palabra de Dios es enfática y nos advierte sobre el fracaso inminente cuando nuestra mirada está puesta en el ser humano, después de todo “maldito el hombre que confía en el hombre”.
No son los conciertos, ni los movimientos contraculturales con énfasis en el evangelismo o en muchas ocasiones el equivocado exceso de activismo en la iglesia lo que sacia nuestra sed de sentirnos plenos y nos lleva a conocer a Dios, por mucho que esto nos resulte placentero en el momento, no puede reemplazar nuestra intimidad con El Eterno ya que el activismo solo nos lleva a tiempos de cansancio que además suelen mutar en grandes frustraciones.
Lo que realmente trae plenitud a nuestros espíritus es esa relación tan personal que cada uno podemos tener con Dios a través del sacrificio de Jesús y el mismo Mesías nos daba su ejemplo al apartarse a lugares solitarios para estar íntimamente con El Padre.
En el año 2001 mucho antes que el canadiense Marc Martel se hiciera conocido por ser actualmente el gran imitador de la voz de Freddy Mercury, publicaba el que sería hasta el momento el último disco de su banda Downhere.
«Let Me Rediscover You» es una preciosa balada en cuya letra podemos encontrar un deseo profundo de realmente conocer a Dios:
“Déjame redescubrirte
Y respirar tu vida nuevamente
Al Dios nunca antes conocido
Déjame redescubrirte”
Jesús nos recuerda que el que bebe de su fuente ya no tendrá sed jamás.
Jorge Mario Marín Cadavid, más conocido en las redes sociales como George Rock, Autor y redactor para Puerto Rock Cristiano y Co-Conductor del programa Vida y Rock.