Después de una larga espera por fin tuve la oportunidad de ver la película Electric Jesus, una idea del director de cine independiente Chris White con la colaboración del músico Daniel Smith líder de la banda indie rock llamada Danielson.
A diferencia de otras películas satíricas de la cultura evangélica estadounidense como Saved!, esta resulta tener un tono más amigable y empático, además de contar con una banda sonora respaldada por algunas bandas de rock cristiano muy relevantes.
La película cuenta las aventuras o desventuras dependiendo del punto de vista del mismo espectador, de una banda de hard rock llamada 3:16 en busca de alcanzar la popularidad en medio de la ya gigantesca industria de la música cristiana en la década de los ochenta.
No obstante los verdaderos protagonistas son un chico llamado Eric, un entusiasta adolescente que audiciona para ser el sonidista de la agrupación, dicha audición no parece ir necesariamente muy interesante al escuchar el testimonio de Eric pero todo cambia cuando descubren con gran admiración que se encuentran ante una enciclopedia andante, que puede citar desde las bandas más pesadas de la época como Bloodgood, grupos de jazz como Koinonia hasta artistas controversiales como The Call, U2 o Trouble.
No cabe duda que Eric es todo un Jesus Freak cuya meta en sus propias palabras es hacer popular a Jesús.
Otra figura clave dentro de la historia es una chica de nombre Sarah, la hija de un pastor y fanática de Amy Grant cuyo progenitor acoge a la banda durante su gira de verano, pero que termina por escapar de casa para ir con el grupo, aunque en el trascurso del film realmente podemos deducir que solo esconde un gran deseo de romper yugos con el estilo de vida de su familia.
La película es en gran parte un homenaje a los años dorados del rock cristiano, llena de referencias a artistas legendarios y un vistazo a contracultura de la música cristiana.
¡De una manera muy completa!
No pasa mucho antes de notar como su simpático manager es un hombre cuyas intenciones están más cercanas al dinero y la explotación de los músicos que realmente venerar a Jesús, las santas motivaciones de algunos miembros de 3:16 no están del todo claras y las tentaciones sexuales no están lejos de la vida en carretera aun cuando se lleve la etiqueta de rock cristiano.
La Gran Carga de ser La Reina
Una de las partes más llamativas de la película ocurre durante un festival donde Eric y Sarah conocen a Amy Grant.
En medio de una fuerte emoción Sarah le confiesa a la cantante que ellos desean ser como ella y su esposo, por aquellos años el también músico Gary Chapman.
La cantante algo apresurada se encuentra sin saber que responder, lo cual nos lleva a la realidad acerca del gran conflicto que la icónica artista vivía en aquellos años.
Amy Grant comenzó a finales de los setenta siendo apenas una adolescente y con un sonido cercano a The Carpenter y Olivia Newton John.
Poco a poco su popularidad fue ascendiendo hasta convertirse en toda una celebridad y punto de referencia para las chicas cristianas.
El gran problema es que Amy estaba lejos de ser lo que tanto sus fans como los padres de los adolescentes cristianos esperaban que fuera.
Por aquel entonces con escasos estudios teológicos, Grant comienza a grabar discos además con la gran responsabilidad de ser hija de un predicador, es sin embargo con su disco Lead Me On donde comienza a encontrar un nivel de popularidad ajena al circuito evangélico y comienza a adquirir notoriedad a nivel secular, ahora sus canciones podían estar dirigidas tanto a Jesús como al amor romántico, algo muy típico en la actualidad pero en aquel entonces no muy bien entendido.
La comunidad cristiana en su patético afán de encontrar referentes sagrados a sus contrapartes seculares comienzan a considerarla una rutilante “Madonna Cristiana”, no solo semejante apelativo rayaba en lo ridículo sino que una reveladora entrevista a la revista Rolling Stone dejó realmente perdidos a sus seguidores.
Dicha entrevista dejaba en claro que no era su meta ser un ejemplo para nadie y solo ser reconocida como artista, crear un puente entre el rock cristiano y secular, además de abordar temas como la sexualidad en las chicas cristianas e incluso tomar el sol desnuda, aunque algunos afirman que muchas de sus afirmaciones fueron exageradas o tergiversadas, era claro que en su momento Amy estaba lejos de ser lo que muchos desean encontrar en una cantante religiosa.
La controversia aumentó con uno de sus hits titulado «Faithless Heart» la cual era la antesala de situaciones muy oscuras en su vida personal que saldrían al escarnio público tiempo después.
Su matrimonio con Gary Chapman estaba lejos de ser feliz, es difícil determinar como todo fallaba desde el principio, Amy describe la vida conyugal como algo monótono y lo cierto es que Chapman luchaba por ser un músico con identidad propia pero siempre se mantuvo bajo la sombra de su esposa, se afirma incluso que en una ocasión no fue bien recibido por la audiencia al interpretar sus canciones en solitario en un recital de Amy y rompe agresivamente la guitarra en el escenario.
El lanzamiento del disco Heart in Motion de 1991 es incluso en la actualidad un tema de discusión tras no ser considerado un disco cristiano y simplemente una grabación pop, canciones como That’s What Love Is For y Baby Baby eran temas que evidentemente estaban dirigidos al amor terrenal y las referencias espirituales eran difíciles de hallar, de hecho Baby Baby recibió fuertes críticas por su video musical en el cual se le ve a Amy muy coqueta ante un hombre que no es su esposo.
Para su disco House Of Love del 94 la canción homónima es grabada a dúo con el cantante de country Vince Gill, con quien comenzaría un romance tiempo después y se divorciaría de Chapman.
El escarnio público que vivió la cantante tras este capítulo en su vida, no solo evidencia lo difícil que es para un cantante cristiano sostenerse tras una caída en un negocio como la llamada “música cristiana contemporánea” sino además el gran problema que tenemos al idealizar al ídolo cristiano el cual está lejos de ser perfecto.
Lo cierto es que el respaldo que todos profesaron en su momento por Chapman, tiempo después se termina apagando al descubrir que llevaba ya bastante tiempo teniendo problemas con las drogas.
Actualmente Amy Grant es conocida por sus grabaciones más inclinadas a la música de adoración, sigue siendo importante en la historia del rock cristiano y cuenta con una fiel audiencia pero muchos aún les cuesta perdonar lo que pasó.
Más Famosos que Jesús
Una de las partes más interesantes de la película ocurre cuando se le pide a la banda participar de un evento en un bar, en medio de un ambiente pesado y con bandas blasfemas, Eric y Sarah se encuentran a la expectativa de la presentación de 3:16 mientras son acosados violentamente por estar con la muy despreciable banda cristiana.
Los chicos lo niegan…exactamente tres veces.
Todo resulta desastroso ese día y la banda llega a su ruptura, Sarah toma la decisión de no regresar con su padre y decide labrarse camino en el mundo de la música.
La parte más confrontante en medio de la frustración de Eric es cuando Sarah le dice de manera un tanto fría “Jesús ya es famoso, no necesita nuestra ayuda”.
Cuando los Beatles viajaron a Norteamérica John Lennon puso en aprietos a su banda al afirmar que eran más famosos que Jesús, hasta el día de hoy la frase ha sido mal interpretada y tomada como blasfemia, sin embargo existe algo más de fondo.
Lennon había crecido bajo un ambiente religioso, su tía Mimi se involucró con la Iglesia pero no por razones piadosas, más bien era el deseo de encajar y tener una buena imagen social.
John participaba de las reuniones juveniles, pero confiesa que la mayoría de los adolescentes solo deseaban salir de la rutina y pasar un buen rato entre amigos.
John no afirmaba que su banda fueran dioses o que tuvieran la intención de desplazar el cristianismo, su afirmación era más inclinada a una crítica social en el cual los jóvenes en la actualidad tenían muy poco interés en la iglesia y como esta no parecía ofrecer nada.
Estados Unidos explotó en furia al punto de hacer quemas públicas de sus discos, pero al regresar a Europa no pasó nada, ya que en aquel país lo entendieron muy bien.
Lo cierto es que el cristianismo no se trata de buscar que el nombre de Jesús esté en tendencia en la actualidad ni nuestra misión es encargarnos de ello, se trata del poder que tiene su evangelio de trasformar vidas, brindarnos perdón de sus pecados y darnos vida eterna.
Siento profundo respeto por bandas que siempre han tenido el deseo de evangelizar y compartir el amor de Dios a su audiencia, agrupaciones que incluso ven su profesión de músicos como un trabajo misionero, el problema es el hecho que en algunas ocasiones nuestras buenas intenciones no son necesariamente las correctas.
De esa manera es que siento la misma admiración cuando algunas bandas con integrantes cristianos se preocupan por que su arte hable por sí solo.
Somos seres frágiles, imperfectos y contradictorios, a veces nuestra fe es fuerte y en otras tambaleamos y las tentaciones están siempre al acecho sin importar como nos definamos.
Es por ello que el Evangelio no se trata de ser fuertes para Dios, se trata de como Él se perfecciona en nuestras debilidades, el sacrificio en la cruz nos muestra su deseo de acercarnos a la gracia no por nosotros sino a pesar de nosotros.
Jorge Mario Marín Cadavid, más conocido en las redes sociales como George Rock, Autor y redactor para Puerto Rock Cristiano y Co-Conductor del programa Vida y Rock.