De acuerdo a las últimas estadísticas en el mundo el total de casos confirmados es de 103.090.224, y 2.230.829 personas han fallecido. Todos los días vidas se pierden, de los nuevos infectados algunos definitivamente no se recuperarán.
Los gobiernos toman decisiones en cuanto a controlar o aplanar la curva de contagiados de manera tal de no colapsar el sistema de salud, lo cual sería catastrófico, más de lo que es.
No cabe la menor duda que esta pandemia ha causado muchos otros efectos aparte de la salud, tales como la separación, distanciamiento social, soledad, pérdida del trabajo, angustia, miedo, la imposibilidad de despedirse de sus familiares a causa del Covid-19.
Con las cuarentenas obligadas, las libertades personales han sido afectadas, la economía también, con pérdidas del empleo a niveles históricos. Con razón se ha dicho que esta pandemia lo ha cambiado todo.
El sobre endeudamiento de países nunca vistos.
La casi imposibilidad de quienes menos tienen de pagar sus deudas o servicios básicos al no contar con un empleo.
Ante este panorama ¿regresaremos en un futuro próximo a la normalidad?
Frente a la incertidumbre y un futuro que parece sombrío hay una manera distinta de enfrentarla: se llama esperanza.
“Cualquiera que sea la situación por la que estamos pasando durante este difícil momento del coronavirus o los problemas que enfrentamos ahora, podemos tener esperanza. La esperanza es la expectativa confiada de que todo estará bien con la ayuda de Dios basada en sus promesas de cuidarnos.
Con Dios de nuestro lado, siempre hay esperanza que da a luz un gozo incuestionable. Este tipo de alegría nos permite aferrarnos a las promesas de Dios con el sentimiento supremo de que lo que estamos pasando no durará y la vida será mejor y volverá.”
Esta es la idea del tema Don’t Give Up del artista y compositor góspel de origen nigeriano-finlandés, Popo Salami con Ossi Jauhiainen. “Sus cánticos y ministraciones dan ánimo, esperanza, gozo indescriptible, libertad y ayudan a las personas a experimentar la presencia de Dios.”
Don’t Give Up es una canción que nos transmite esperanza en un mundo lleno de incertidumbre, dolor y muerte, una manera distinta de enfrentar lo que haya que enfrentar, el saber que uno está solo, el mirar este sombrío panorama, pero hacerlo con esperanza.
El video clip fue grabado el año pasado con mucho esfuerzo durante la pandemia, en la ciudad de Kuopio, Finlandia. A pesar que la situación en Finlandia no era tan mala, sin embargo, todo estaba cerrado.
Enrique Colillanca Hernández es pastor, conductor de Vida y Rock, redactor y responsable de la dirección de Puerto Rock Cristiano, ministerio sin fines de lucro.